DIÁLOGO (INCONCLUSO) ENTRE UN MAPUCHE Y UN TAXISTA.
Bulnes, lunes 21 de septiembre de 2009:
(Buscando entender mejor el problema mapuche, llegamos al artículo publicado más abajo que fue enviado por uno de nuestros lectores. Es más largo y tuvimos que extractarlo para acortarlo un poco, tratando que no perdiera el sentido original. En todo caso al final va la dirección donde lo pueden encontrar completo.)
DIÁLOGO (INCONCLUSO) ENTRE UN MAPUCHE Y UN TAXISTA
Aeropuerto de Maquehue. Tras dos semanas fuera de Chile arribo a Temuco. Llueve a raudales, como casi siempre. Abordo un radiotaxi rumbo al centro de la ciudad. "Mala cosa esto del clima...apenas pudo aterrizar el vuelo", me dice el taxista, tratando de entrar en conversación con tal vez su primer cliente del día. "No lo crea" le respondo. "Donde estaba hace unos días no paraba de transpirar...hasta cierto punto extrañaba la lluvia y el frio", agrego. Intrigado me pregunta de donde vengo. "De Bolivia, especificamente de Santa Cruz, en el oriente", le respondo. "Ahhh...mire usted, Bolivia...es allá donde tienen un indígena de Presidente, ¿cierto?...¡ese que lesea con el temita del mar!. "Fíjese que aquí en Temuco los indios también andan alzados...todos los días lesean, se toman los fundos, cortan los caminos, se agarran con Carabineros...¡que gente más ociosa!, si les entregaran las tierras ni sabrían que hacer con ellas, sería como entregarle una locomotora a un niño...¡si esta gente nunca ha trabajado, son flojos, asi es su naturaleza!", sentencia. ...
Pasan los días y la conversación con el taxista ronda en mi cabeza... Un chileno común y corriente en definitiva, amante de su familia y a sus años todavía esforzado trabajador. ¿Donde situar el orígen de su racismo?, ¿en su educación?, ¿entorno social?, ¿experiencias de vida?...¿en los medios de comunicación?... No es el único, por cierto...miles de personas de similares ideas transitan a diario por las calles de Temuco y millones lo hacen por todo Chile. Discriminación a la chilena.
Qué ganas de llamar al taxista y ...abordar nuestras diferencias. Explicarle que tal vez mi bisabuelo, el lonko Luis Millaqueo, nació en un país Mapuche libre e independiente, cuando Chile aqui no era Chile y Temuco tan solo una palabra más en nuestra lengua. Contarle que fue el cuarto hijo de una familia de prósperos comercinates ganaderos del valle del Cautín. Y que tras la invasión chilena fue arrinconado en un pedazo de tierra junto a los suyos. Contarle que de miles de hectáreas, al bisabuelo le "redujeron" sus tierras a miserables 340. Es lo que consigna el título de merced, fechado en 1904 y que legalizó el saqueo, el despojo y la miseria de quienes sobrevivieron a la derrota. ...
Contarle también que tras la muerte de mi bisabuelo, mi chedki (abuelo materno) Alberto asumió como lonko, heredando no solo el cargo, también la condena de no poder ser más un campesino pobre. Contarle que el abuelo pasó gran parte de sus 76 años sin saber leer ni escribir, recorriendo juzgados y oficinas públicas, falleciendo de cáncer y de pena una lluviosa mañana de julio de 1990. ... Contarle que Jacinta, la mayor de sus hijas, era su regalona. Y que sufrió mucho al dejarla partir a sus 17 años, a Santiago en busca de trabajo y posibilidades de estudio. Contarle al taxista que Jacinta, jóven culta, brillante y buenamoza, sería mi madre. La misma que no dudaría en desechar una Beca a Estados Unidos con tal de aportar a la educación de sus hermanos, trabajando de sol a sol como empleada doméstica. Y que allí, en el destierro hostil de la capital, siendo una veinteañera, conoció a mi padre y que allí, entre días libres ella, días franco del Regimiento él, se acompañaron, se enamoraron y, a la primera oportunidad, no dudaron en regresar juntos al sur, a su tierra.
Y que de esa unión, ya en los 70, nacieron María Elena, Alejandra y el pasajero que aquel día de lluvia recogió en el aeropuerto. Contarle que Jacinta, aún enviudando poco después del retorno, se esforzó por transmitir a cada uno de sus hijos la disciplina del estudio y la ética del trabajo. También el amor por su cultura y el respeto hacia su pueblo. No le resultó fácil y sus manos, atrofiadas hoy tras tanta amanecida cociendo ropas ajenas, son el testimonio de su sacrificio. Contarle que María Elena, la mayor, vive en Londres hace 15 años; que Alejandra, la regalona de papá, destaca hoy en el campo de la medicina. Y que su pasajero transita por la vida como profesional del periodismo... O de la comunicación más bien dicho, pues entre "informar" y "poner en común" trato siempre de optar por lo segundo. ¿Será posible que usted y yo hagamos ese ejercicio, el de "poner cosas en común"?, preguntaría al taxista. ¿Será posible para usted ponerse en mi lugar y en el reconocimiento de la dolorosa historia que hoy comparto, respetarme y convivir juntos? ¡Existirá un sueño compartido entre los suyos y los mios que nos permita tratarnos como iguales en nuestra diferencia? . Tal vez sí exista. Tanto usted como yo adoramos por igual a nuestros hijos. Tanto usted como yo deseamos por igual una mejor vida para nuestras familias. Tanto usted como yo quisiéramos vivir en una región en paz. Tanto usted como yo, incluso, deseamos que deportes Temuco tenga mejor suerte esta temporada. ¿Sera posible entonces poner el acento en lo que nos une y no en aquello que nos fragmenta?. No me responda de inmediato. Antes quiero que me hable de usted, de sus padres, sus abuelos, conocer también retazos de su historia, Atrévase, no tenga miedo. Las próximas cervezas corren por mi cuenta, le diría.
Pedro Cayuqueo - Periodista y Director del Diario mapuche www.azkintuwe.org