Una veintena de lesionados dejó volcamiento de bus que transportaba escolares.
Bulnes, lunes 22 de junio de 2009 - 11,30 horas:
INFORMACIION EN DESARROLLO
¡No, no puede ser!¡Porqué me tiene que pasar esto a mí!, fue el grito que dio el chofer del bus que transportaba escolares de Quillón a diferentes Colegios de Chillán, cuando perdió el control y sintió que el volante no le respondía. Después de eso la tragedia. El bus volcó a un costado de la curva, ya casi al llegar al empalme con la ruta 5, razón que, afortunadamente, lo hizo caer a la quebrada sólo un par de metros, quedando de costado.
El caos dentro del bus fue general. Los alumnos que repletaban el minibus serían unos treinta y cinco y empezaron a escapar por diferentes salidas de emergencia: ventanas, puerta trasera y delantera que quedó mirando al cielo. Los mismos alumnos se encargaron de llamar a sus padres, los que llegaron rápidamente y pudieron ver a sus hijos desparramados en el lugar, sentados en el suelo o la contención metálica y otros deambulando por la vía. Y así fueron trasladados al hospital, en vehículos particulares la mayoría ya que la ambulancia que iba a su rescate también volcó unos mil metros antes.
Unos veinticinco resultaron con diversas lesiones de los cuales 11 fueron derivados al hospital de Chillán para constatar otro tipo de lesiones mediante radiografías u otros medios. El Resto fue atendido en el servicio de urgencia del hospital y derivados a sus domicilios en observación.
El Vecinal quizo entrevistar al chofer del bus llamado Tío Jaime, pero se negó a ello, sin embargo aparece en una fotografía al lado de una niña lesionada en silla de ruedas que está siendo ingresada a la ambulancia.
Al cierre de esta información la calma había vuelto al servicio de urgencia del hospital que por un momento se vio sobrepasado por tanto lesionado. El pasillo donde normalmente esperan los pacientes para ser atendidos por el médico, estaba repleto de estudiantes lesionados que esperaban atención. Igualmente las camillas existentes en los box médicos tenían a estudiantes recostados y sus familiares atendiéndolos mientras les correspondía la atención. Un caos que hizo que hasta algunos funcionarios perdieran la compostura.